martes, 20 de abril de 2010

SEXUALIDAD EN LA ROMA ANTIGUA


La sociedad romana, regida por unas normas de conducta y ética determinadas, era muy promiscua y liberal, donde las relaciones sexuales fuera de la pareja eran consideradas totalmente normales y donde, para los ciudadanos libres, existía una gran libertad sexual. Roma seguía estando reprimida sexualmente en el matrimonio, pero la mujer tenía vida social, participaba en cenas y conversaciones
En el matrimonio en esa época no había muchos espacios para el romanticismo de pareja ya que, los romanos no ligaban, sino fornicaban. En Roma se creía que el amor disminuía la capacidad de pensamiento racional y era visto como algo ridículo. La edad núbil de la mujer era los doce años y la del hombre los diecisiete. La unión matrimonial, sólo heterosexual, era un mero trámite burocrático.
Un ciudadano podía mantener relaciones sexuales fácilmente con su esposa en casa, con un hombre en los baños, con una prostituta en un burdel, o con un esclavo, y sólo ser criticado si no era capaz de mantener cada cosa en su lugar. La moral de la sexualidad romana giraba alrededor de la idea del control.
Existía una gran promiscuidad fuera del matrimonio. Ser esposa, tenía más que ver con el status social que con el placer, y las costumbres dictaban que el hombre casado podía mantener tantas relaciones sexuales como quisiera. Durante la República, Cicerón declaró sin que nadie se opusiera que no había nada ilegal en el caso de un hombre que lleva a otro al campo con la intención de disfrutar de placeres eróticos.

En Roma, se creía que el amor disminuía la capacidad de pensamiento racional y era visto como algo ridículo. Un beso en público de un matrimonio resultaba algo indecente pero nadie exigía a las mujeres casadas que no recibiesen visitas libremente, aunque debían mantener una serie de códigos morales y sociales determinados. El ciudadano romano recurre al sexo y a la lujuria para la realización personal, tanto masculina como femenina, puesto que la obtención de placer era el valor dominante al que se sometía todo lo demás. El adulterio y el divorcio preconizado por Ovidio en “El arte de amar” eran aceptados y practicados numerosas veces en la sociedad romana.
-La homosexualidad no era condenada, se tienen múltiples referencias sobre las relaciones homosexuales mantenidas por muchos emperadores. Estas relaciones mantenían unas reglas muy precisas, en la pareja homosexual, siempre existía un amo y un sometido, siendo estos últimos generalmente jóvenes de clase social inferior o esclavos .Los ciudadanos con más poder y más esclavos podían destinar una parte de estos para el sexo, independientemente de la edad que tuvieran y de su sexo. La esclavitud es uno de los motivos de la libertad sexual atribuida al mundo romano.
La homosexualidad es un tema del que presumiblemente no existía tabú alguno en la antigua Roma. Los hombres de la eterna urbe que eran ambiguos, gustadores tanto de un sexo como del otro, siempre y cuando atisbaran alguna promesa de placer inminente en lugar alguno. La falta de pudor al defecar en letrinas públicas, sentados unos al lado de otro y en conversación o al bañarse cada día en las cotidianas termas de turno, nos hacen pensar en una sociedad sin demasiados tabúes, donde el placer era entretenimiento y no pecado.
En la homosexualidad femenina la sociedad romana era muy machista y rechaza cualquier actividad de la mujer fuera del papel de esposa y madre. Por lo que debió existir en secreto.






En el siglo VI d.C. el Imperio Romano proscribió la homosexualidad. Esto se debió en gran parte a la influencia de la Cristiandad. El Cristianismo se volvió la religión de moda, del mismo modo las religiones que animaban la prostitución masculina y femenina también fueron prohibidas en el imperio. Según el cristianismo la única razón válida para el sexo era la procreación, cualquier otro tipo de sexualidad que llevara al deseo eran vistas como influencias malignas.
-En la antigua Roma existía un amplio desarrollo de la prostitución. Catón el Viejo dice que "es bueno que los jóvenes poseídos por la lujuria vayan a los burdeles en vez de tener que molestar a las esposas de otros hombres".
Las prostitutas eran educadas para la conversación y el placer, debían llevar vestimentas diferentes, teñirse el cabello o llevar pelucas amarillas y eran inscritas en un registro. En el año 1 d.C. el registro contaba con 32.000 prostitutas inscritas.
Las prostitutas que estaban registradas en las listas públicas eran conocidas como: Meretrices Prostibulae: ejercían su profesión donde podían, librándose del impuesto.
Ambulatarae: recibían ese nombre por trabajar en la calle o en el circo.
Lupae: trabajaban en los bosques cercanos a la ciudad.
Bustuariae: en los cementerios.
Las prostitutas de más alta categoría eran conocidas como Delicatae y tenían entre sus clientes a senadores, negociantes o generales. Generalmente la mayoría de las prostitutas se podían encontrar en burdeles llamados lupanares, establecimientos que contaban con licencia municipal. También se encontraban prostitutas cerca de los circos y anfiteatros o aquellos lugares donde el sexo era un complemento de la actividad principal: tabernas, baños o posadas.
La mayoría de lupanares de Roma se encontraban en el Esquilino y el Circo Máximo, los más elegantes eran situados en la cuarta región. Los lupanares generalmente eran identificados en la calle con un gran falo que era iluminado por la noche, generalmente eran decorados con murales alusivos al sexo y en las puertas de las habitaciones era habitual encontrar una lista de precios y servicios. Existen referencias de algunos prostíbulos que eran frecuentados por las mujeres de las clases sociales más elevadas que acudían para mantener relaciones sexuales con chicos jóvenes.


Tabúes
Pese a este aparente desenfreno, Roma también cultivaba sus tabúes como el sexo pasivo en las relaciones homosexuales. El otro tabú (en teoría, porque en la práctica la regla se saltaba) era el sexo oral. Entre los romanos existía el concepto de boca pura. La boca era símbolo de responsabilidad y deber social, la felación era vista como algo sucio. Para un hombre, era una infamia, e incluso para la mujer siempre que no fuera esclava o prostituta.
La virginidad era para las mujeres como un tesoro, y la pérdida de ésta era como sellar una muerte lenta.
Sólo contaba el orgasmo masculino: procurar placer era un acto de sumisión sexual, para el hombre, algo impensable en esa época. En cuanto al cunnilungus, era tal vez la desgracia mayor, porque, como dijimos antes, era inconcebible pensar que el hombre romano se rebajara al punto de querer procurar placer a una mujer.
Las infidelidades y el adulterio pasaron a ser prácticas sexuales comunes y cotidianas, hasta tal punto que los divorcios se consideraban como un trámite más dentro de la vida diaria en Roma.


Autora: Karen López Bolaños (1º bachillerato)


Bibliografía:

-http://www.sexualidad.es/index.php/Sexualidad_en_los_Griegos_y_Romanos
-http://moramorao.wordpress.com/2010/04/08/sexo-a-lo-romano-y-griego-pero-es-mal-sonante/
-http://www.imperioromano.com/156/la-sexualidad-en-roma.html
-Historia de la vida privada. Taurus








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